Este barranco se encuentra protegido ya que la belleza paisajística, en forma de cañón, discurre a lo largo de dieciséis kilómetros desde su cabecera, que ha sido arrebatada por el mayor poder erosivo de la cuenca de Tirajana hasta su desembocadura en el delta de Maspalomas.
Barranco Fataga, Gran Canaria | 2015
© Samuel Mederos
El agua se reparte en dulas, que es la parte que corresponde a cada parcela de tierra que recibe por turno el agua de riego procedente de la galería. La dula tiene una duración de diez horas y, además de para regar, sirve para llenar un aljibe o pequeño estanque donde se almacena para su posterior uso. El agua que sobra se destina al estanque de la Heredad.
En medio del palmeral se han roturado terrenos agrícolas destinados a plantar papas, batatas, calabazas, cebollas, acelgas y millo, y en menor medida trigo, arvejas, habas, cebada y avena. El regadío ha posibilitado ampliar el número de cultivos, sobre todo de frutales como: plataneras, aguacateros, limoneros, naranjeros, guayaberos, cirueleros, durazneros y perales. Las parras producen una buena uva que en ocasiones se vende en Fataga para elaborar el conocido vino de la zona. Estos cultivos se distribuyen en función de su mayor o menor necesidad de luz. Así, en las zonas más soleadas se planta la cebada y el trigo, mientras que en las de umbría se plantan especies como las lentejas.
El oasis está formado por un conjunto extenso de palmera canaria, localmente conocida como palma. Entre éstas se intercalan plantas, arbustos, árboles frutales y otros cultivos. Aunque su fruto, la támara o támbara, no tiene una gran aceptación como alimento para el consumo humano, sí suele usarse para alimentar a los animales domésticos, al igual que la hoja mientras está verde. La hoja seca, además de emplearse para elaborar toldos o como leña, se utiliza en la artesanía para hacer esteras, sombreros o escobas.
Los troncos, además de en la construcción, se empleaban una vez cortados y vaciados, para hacer colmenas. Desde el punto de vista medioambiental el palmeral constituye un excelente ecosistema en el que encuentran alimento y refugio diversos animales, entre los que destacan el murciélago, el cernícalo o el búho.
Imágenes disponibles en: Shutterstock & GettyImages
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